Tres días, una sola noche
La liturgia, al referirse a las ceremonias del Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado de Gloria), habla de “una única ceremonia dividida en tres días”. Pero también podemos considerarlo como una única noche que representa el itinerario de nuestra propia vida. Todo comienza con la Cena, reunión de la familia, de la Comunidad, de aquellos que comparten alegrías, tristezas, miedos y esperanzas. Momento de intimidad, de descanso y también de proyectos, es el tiempo que nos fortalece y nos prepara para las dificultades, para adentrarnos en la noche. ¿Quién no ha orado en el Huerto de los Olivos? ¿Quién no ha sufrido el dolor del abandono o la traición? Todos, como dice San Juan de la Cruz, en algún momento atravesamos una (o varias) “noche oscura del alma”. Y nos rebelamos, nos desesperamos, nos caemos, es parte del camino, más en estos tiempos que sentimos que nos falta el abrazo que sostiene y la Comunión que fortalece. Pero aún en estos tiempos el Amado nos invita a no perder la mirada puesta en el amanecer….