Durante el mes de agosto, se pudo concretar la misión compartida del Instituto Cristifero en Tarija, Bolivia. Sumándose al grupo de misioneros locales, bajo la coordinación del padre Marcelo Barrena mgr., se realizaron diversas actividades misioneras, coincidiendo éstas con las fiestas locales en honor a Nuestra Señora de Chaguaya.
Se visitaron zonas urbanas, zonas rurales, y de la montaña, siempre acompañados por laicos del lugar, jóvenes y familias enteras, sumamente comprometidos con las acciones misioneras allí donde transitan la vida cotidiana.
En diferentes barrios de la ciudad, se visitaron espacios de reflexión llamados Cenáculos, donde grupos numerosos de jóvenes, profesionales, familias enteras, matrimonios se forman, reflexionan la Palabra de Dios, estudian los documentos eclesiales relacionados con sus experiencias de vida matrimonial, de juventud, de profesionales, para asumir mejor y con un criterio creyente, sus compromisos sociales, educacionales y profesionales.
Las misioneras cristiferas visitaron comunidades rurales, donde la gente se reúne en capillas locales, pero también esperan la visita en sus casas, la mayoría alejadas de los poblados, donde pastorean y cultivan la tierra. Cada espacio buscó acompañar a las familias del lugar, conocer sus realidades, compartir la lectura de la Palabra de Dios para volver a iluminar sus experiencias. La calidez de la gente, su fe y religiosidad popular ayudaron a comprender el fervor de la misión que asumen localmente los miembros de Misión Gran Río, y a su vez, la necesidad de sumar a la obra evangélica de ir hasta los confines de la tierra anunciando el Amor de Dios, carisma fundante del Instituto Cristífero..
El grupo argentino también se sumó a diferentes actividades de voluntariado en el Hospital local y en el Hogar de Ancianos.
Con las misioneras del grupo Gran Rio, las cristíferas visitaron los diferentes lugares de internación. Se recorrieron las salas de neonatología, traumatología, internación general, llevando la palabra de esperanza, la compañía a los familiares de los enfermos , los niños, mujeres y jóvenes internados, la ayuda para alimentar a personas internadas. La mayoría de los internados era gente de zonas rurales, muy sencilla, que agradecían la presencia misionera. Nos contaban sus situaciones familiares y económicas, pero al final siempre se terminaba la visita con palabras de mucha esperanza y fe en la Virgen y en Dios.
En el hogar de Ancianos, atendido por las religiosas Hermanitas de los ancianos desamparados, de Tarija, las misioneras cristíferas pudieron colaborar con el aseo de los ancianos, la compañía, el dialogo y la ayuda en el horario del almuerzo. La visita realizada fue acompañada por una joven del grupo misionero local, muy comprometida con el servicio a los abuelos del lugar.
Los últimos días de la misión fueron destinados a recorrer los espacios de ferias locales, el mercado campesino, el mercado central y los locales de mujeres costureras, donde, además de las actividades propias de venta de productos regionales del campo, locales de comidas típicas, manufactura de prendas de vestir, también se dan espacios cristianos, cenáculos, donde las mujeres feriantes y vendedoras se toman un tiempo a la semana para la Lectura Orante de la Palabra, el rezo del Rosario y la oración comunitaria.
La síntesis de los días compartidos puede resumirse en la necesidad y oportunidad de seguir cultivando espacios de misión compartida donde ambos carismas, cristífero y Misión Gran Río, pueden complementarse y potenciarse para llevar en cada misión la presencia real del Amor de Dios a todos los pueblos.