Como pueblo santo de Dios, estáis llamados a desempeñar vuestro papel en la evangelización del mundo. Sí, los laicos son llamados a ser también "sal de la tierra" y "luz del mundo". Su específica vocación y misión consisten en manifestar el Evangelio en su vida y, por tanto, en introducir el Evangelio como una levadura en la realidad del mundo en que viven y trabajan.
Se debe también destacar, la original contribución de los Institutos Seculares en la misión de la Iglesia. En efecto, la llamada que se dirige a sus miembros - laicos - para que se consagren a Dios de un modo particular según los consejos evangélicos, les hace testigos en el mundo del radicalismo evangélico. Sus diversas formas de vida y de presencia cristiana en la sociedad contemporánea son un signo de la respuesta generosa de los fieles laicos a la vocación común de perfección en la caridad.